Horario
Todos los días de 11:00 a 13:00 y de 16:00 a 18:00 h
Monasterio de
Santa María Ferreira
El Monasterio de las Madres Bernardas, primero benedictino, luego cisterciense, siempre reservado a mujeres, cuenta con la peculiaridad de ser el único de toda Galicia que conservó su función desde su creación hasta el presente.
Monasterio de Santa María Ferreira
Este conjunto arquitectónico fue levantado en varias etapas a lo largo de cinco siglos. La iglesia románica está datada en el siglo XII. El claustro es una obra del siglo XV. El resto de los espacios fueron construidos en el siglo XVIII.
Está rodeado por una sólida muralla. Sobre la puerta de acceso al recinto, flanqueda por dos contrafuertes a modo de pilares, vemos el escudo de la Orden del Císter de Castilla. El monasterio, un edificio de dos pisos realizado en sillares de granito, dispone de un claustro de dos cuerpos, con arcos de medio punto apoyados sobre capiteles alcarreños. Este espacio alberga el sepulcro de la condesa doña Fronilde, abadesa del monasterio durante su época de mayor esplendor en el siglo XII.
La iglesia (que vemosenla imagen de la derecha) está ubicada formando un ángulo recto con la fachada del monasterio. Es de plata rectangular, con una sola nave y ábside semicircular. Entre las figuras que se guardan en su interior destaca una escultura en madera policromada de la Virgen con el Niño. También podremos ver los sepulcros de don Diego de Lemos, líder de las revueltas irmandiñas, y su hijo.
Para completar nuestra visita, en el mismo monasterio es posible adquirir guías del lugar y repostería elaborada por las monjas.
Repostería del Monasterio
El convento de las Bernardas como se lo conoce abreviadamente, ofrece un servicio muy atractivo para los visitantes. Un pequeño local dedicado a la venta de los afamados productos de repostería que elaboran las monjas desde tiempo inmemorial: coquiños, bordados, tarta de almendra… Y también tarros de miel y publicaciones sobre el monasterio.
Con ello no solo contribuyen al mantenimiento económico de la congregación, sino que incrementan el interés turístico del convento, que atrae numerosos visitantes gracias a su iglesia, una de las joyas de la ruta del románico de Pantón. Y así ayudan también a aumentar el atractivo del municipio y de toda la Ribeira Sacra, porque no se puede disfrutar en cualquier sitio de unos dulces preparados en el único monasterio de Galicia que albergó una comunidad religiosa de forma ininterrumpida desde la Edad Media hasta hoy.